Ortega Cano: "Si ha hecho esto tendrá sus razones; hay que respetarlo" (Aparicio se corta la coleta)

01.06.2012 14:11

 

Julio Aparicio es, hasta el momento, un protagonista inaccesible. Su apoderado,José Ortega Cano, ha confirmado la dureza del momento que atraviesa. "Son momentos muy difíciles, no está siendo un plato de buen gusto", ha dicho Ortega. ¿Se lo esperaba? "No, a todos nos ha cogido por sorpresa. Si ha hecho esto -en referencia a su drástica despedida- tendrá sus razones. Los toreros sabemos que estas decisiones tienen un por qué y hay que respetarlo", ha finalizado en una breve entrevista el también matador de toros. Sorpresa general. Quizás el propio Aparicio fuera el único en saberlo. O quizás no.

 

A todo el mundo, al menos aparentemente y en términos generales, sorprendió la decisión de Julio Aparicio de dejar la profesión del toreo activo ayer miércoles en Las Ventas de Madrid. O no tanto. Este extremo de poner punto y final a la etapa de actividad no era completamente descartable si tenemos en cuenta la afligida actuación hace dos semanas en la misma plaza madrileña. Ahí pasaba algo, y pasaba, como dijo el propio torero a Digital Plus, que el torero no estaba. "No lo he visto claro", sentenció. Aquello fue indisimulable, la grandeza de un magnífico petardo que no parecía uno al uso. Ahí, realmente, pasaba algo.

¿Cuál iba a ser su actitud en la segunda tarde? ¿Se iba a desquitar? ¿Ocurriría como otras tardes? ¿Se iba a pasar del odio al amor de una comparecencia a la otra? Flotaba en el ambiente que no. Incluso algún avispado crítico taurino dijo que quizás estaba llegando el final de la carrera del torero sevillano, tercer eslabón de la dinastía torera. Y así fue. Llegó la tarde del 29 y la película iba del mismo tema. Dos malas faenas y corte de coleta. Despedida y cierre con sabor bastante amargo. Un punto y aparte inmerecido para un torero que ha escrito algunas páginas de oro.

 

Dicen que sólo desde la amargura puede inspirarse el artista. "Un torero, para crear arte, ha de haberlo pasado mal antes", dice Joselito. Aparicio, con esa cornada en la boca hace dos años en la misma plaza que le vio ayer arrancarse la castañeta adosada al pelo, puede decir, por ésta y otras cornadas, que desaparece de la primera fila habiendo sufrido mucho. Y disfrutado. Se despidió entre la confusión, como confusa era a veces una mala tarde del torero sevillano. Hubo almohadillazos ayer por parte de los aficionados insensibles, otros quizás también confundidos. Así es la Fiesta.